Las leyendas populares cuentan lo siguiente:
El gran príncipe navegaba por el río Volga y acampó en Diátlovi gori ('Las colinas de los pájaros carpinteros', en ruso). Allí se encontró con el pueblo mordvino venerando a sus dioses paganos. Entonces el gran príncipe ordenó a sus sirvientes entregar a los ancianos patriarcas mordvinos un barril de oro y otro de plata. Los patriarcas, en respuesta, le regalaron barriles con pan, miel y sal. Pero los jóvenes mordvinos encargados del envío, agotados y hambrientos por el trayecto, se comieron los obsequios por el camino. Entonces, para que el gran príncipe no sospechara nada, llenaron los barriles de tierra y, al entregárselos, se fueron por donde habían venido.
El príncipe Yuri Vsévolodovich aceptó los obsequios con gran entusiasmo y dio las gracias a Dios "por entregar en mis manos la tierra mordvina", ya que, según él, los mordvinos le habían regalado sus territorios. Entonces, el príncipe siguió navegando por el río y en donde dejaba un puñado de tierra crecía una ciudad y donde ponía una pizca nacía un pueblo.
De ahí que en las tierras mordvinas se asentaran los rusos y en la confluencia de los ríos Volga y Oká se levantara Nizhni Nóvgorod, o 'Nueva Ciudad Baja', que hacía referencia a la capital del noroeste ruso, la localidad de Nóvgorod o 'Nueva Ciudad'.