En Königsberg vivió toda su vida el célebre filósofo Immanuel Kant; nació y estudió el escritor Ernst Theodor Amadeus Hoffmann; vivieron y trabajaron los filósofos Johann Herder y Johann Fichte, el astrónomo Friedrich Bessel, el compositor Richard Wagner y la teórica política Hannah Arendt, entre otros.
Durante toda su historia, Königsberg estuvo estrechamente relacionada con Rusia. El primer emperador ruso, Pedro I, estudió aquí las bases de la artillería y, posiblemente, los planos de estructuras fortificadas que le fueron útiles en la construcción del Kronstadt, la fortaleza marina que cubre la entrada a San Petersburgo. Königsberg fue visitada además por la emperatriz Catalina II, el historiador Nikolái Karamzin, el comandante Mijaíl Kutúzov, los poetas Nikolái Zhukovski, Nikolái Nekrásov y Vladímir Mayakovski. Durante la Guerra de los Siete Años, la urbe estuvo bajo dominio del Imperio ruso.
Pero no fueron sus lazos históricos, sino su posición estratégica de ciudad portuaria en el mar Báltico lo que decidió su destino en 1945. Después del fin de la Segunda Guerra Mundial, parte de la provincia alemana de Prusia Oriental fue traspasada a la Unión Soviética y, el 4 de julio de 1946, Königsberg pasó a llamarse Kaliningrado, en homenaje al revolucionario Mijaíl Kalinin.