"El 10 de julio de 2017 alguien comienza a romper la puerta de mi casa. Personas con uniforme gritan que son del SBU. ¡No presentaron ninguna orden judicial, ningún documento! Yo no ofrecí resistencia, pero me golpearon muy violentamente. Uno de ellos literalmente saltó sobre mi espalda", recuerda Sanovski.
En ese momento, en el apartamento se encontraba, además, su esposa embarazada.
A Serguéi se lo llevaron a la sede del SBU, donde primero fue interrogado por un investigador y luego por agentes del departamento de contrainteligencia. "Me obligaron a confesar cosas absurdas. Que yo planeaba un golpe de Estado, que planeaba asesinar al presidente y los ministros. ¡Es una estupidez! Pero ellos exigían que confesara tales estupideces y lo grabaron todo con una cámara. Pero lo más importante es que exigían que yo cooperara con ellos", revela.
Uno de los agentes era el mismo Alexandr Poklad, que Andréi Lisogor le presentó en una de sus reuniones. Poklad fue la principal figura que lo torturó, principalmente asfixiándolo. "Para una persona es aterrador quedarse sin oxígeno. Es por eso por lo que ellos principalmente te asfixian. Funciona", comparte Sanovski. Después de eso le pusieron un respirador con gas pimienta. Además, le golpeaban con choques eléctricos y le torcían la columna vertebral. Serguéi accedió a firmar cualquier declaración y después de 12 horas de torturas fue liberado.