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¡Hola, señor Putin!
Sputnik te cuenta cómo se realizan las llamadas entre los líderes mundiales

©Sputnik/Mikhail Klementev
Después de que el presidente ruso, Vladímir Putin, rechazara recibir una llamada telefónica de su homólogo ucraniano, Petró Poroshenko, mucha gente se pregunta cómo se llevan a cabo las comunicaciones entre los líderes mundiales.

¿Qué hay que hacer para llamar a Putin? ¿Son seguras estas llamadas? ¿Cómo es posible que algunos cómicos logren hacerse pasar por personas importantes y hablen por teléfono con poderosos líderes políticos? Hoy, Sputnik te da las respuestas a estas y otras preguntas relacionadas con las llamadas telefónicas que deciden el futuro de las naciones del mundo.


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Petró Poroshenko, presidente de Ucrania, al teléfono.
Foto de archivo
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Putin declaró el 5 de diciembre que no responde y no responderá a las llamadas telefónicas de Poroshenko. El líder ucraniano deseaba conversar sobre el polémico incidente entre buques rusos y ucranianos en el estrecho de Kerch, acaecido algunos días antes.

El hecho de que el mandatario ucraniano no haya podido conversar con Putin es algo raro en las relaciones interestatales, pero puede suceder en casos específicos, como en el ruso-ucraniano. Y esto, por supuesto, no significa que Poroshenko telefoneara al presidente de Rusia y este no le contestara o que rechazara literalmente sus llamadas.

Las conversaciones telefónicas entre altos representantes públicos son precedidas por una serie de procedimientos obligatorios y se preparan detalladamente, de la misma manera que las negociaciones cara a cara.
"Como regla general, la propuesta de hablar por teléfono es transmitida por la parte interesada a través de los canales diplomáticos, a través del Ministerio de Relaciones Exteriores o su representación extranjera, es decir, la Embajada", explica a Sputnik Vladímir Shevchenko, director del servicio de protocolo del Kremlin bajo la Presidencia de Mijaíl Gorbachov y Boris Yeltsin.
Vladímir Shevchenko
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Al hacer la solicitud, se indica el horario deseado y el tema de conversación. A menudo se propone una lista aproximada de los temas que se desea discutir, aunque no sea obligatorio hacerlo de acuerdo a la ética diplomática. Sin embargo, en los últimos años, las nociones de ética diplomática han cambiado bastante, señala Shevchenko.

'Usuario no disponible en el momento'
Además del tema de la conversación, el horario de la llamada también se acuerda de antemano. Si la hora propuesta no le conviene a quien aceptó tener la conversación, entonces se ofrece otra alternativa. Las razones indicadas para postergar una llamada son distintas: un calendario apretado, la falta de acceso a una red telefónica segura, el estado de salud del líder político. Sin embargo, todo esto puede servir también como disculpa para aplazar la llamada o rechazarla por completo.

Hay casos en que los líderes se niegan a aceptar una llamada telefónica incluso sin explicar los motivos y sencillamente se informa que, "desafortunadamente, la conversación no puede tener lugar". Esto, según Shevchenko, ocurre cuando el mandatario simplemente no ve sentido en el contacto, lo considera inútil o incluso perjudicial.
En el caso de Putin, por ejemplo, el líder ruso explicó que su negativa a comunicarse con Poroshenko se debía a que no estaba dispuesto a participar en su campaña electoral.

"No es que no quiera hablar con Petró Poroshenko, el caso es que no quiero participar en su campaña electoral", afirmó Putin a la petición de comentar su rechazo a la conversación telefónica solicitada por Ucrania.

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"Negociar una conversación telefónica puede llevar no solo unas pocas horas, sino algunos días: todo depende de la situación específica", detalla el exviceministro de Relaciones Exteriores, Alexandr Panov, director del departamento de diplomacia de la Universidad Estatal de Relaciones Internacionales de Moscú (MGIMO), exembajador de Rusia en Corea del Sur, Japón y Noruega.
Además de los posibles desacuerdos en la agenda de la conversación, Panov explica que la realización de las llamadas depende de cómo son o en qué momento están las relaciones entre los líderes: amistosas, neutrales, tensas e incluso hostiles. No obstante, Rusia siempre habla regularmente por teléfono con los líderes de países con los que tiene muchos desacuerdos, destaca.
Tanto Panov como Shevchenko coinciden en que todo lo anterior no se aplica a casos especiales de emergencia donde los líderes necesitan comunicarse urgentemente en el modo de línea directa. En estos casos se ponen a negociar rápidamente, sin discusiones preliminares. El canal de conexión directa existe actualmente entre el Kremlin y la Casa Blanca, y anteriormente existía entre todos los líderes de los miembros del G-7. Además, hay una línea directa abierta constantemente entre Moscú y Washington en modo texto.

Personas a la escucha
Los jefes de Estado nunca hablan solos por teléfono. El protocolo requiere traductores de ambos lados, incluso si ambos líderes pueden comunicarse con fluidez en un mismo idioma.
"Hoy casi todos hablan idiomas: Angela Merkel habla y entiende el ruso; Vladímir Putin habla alemán con fluidez y habla bien inglés. Sin embargo, una cosa es hablar cara a cara mientras pasean por el césped y otra es mantener una conversación importante por teléfono. Mucho depende de la precisión a la hora de expresarse: una expresión desafortunada o la ambigüedad que puede surgir son capaces de desembocar en consecuencias muy desagradables", destaca Shevchenko.

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El especialista agregó que, además de traducir —generalmente no de manera simultánea, sino consecutiva— las palabras del jefe de Estado, un intérprete necesita a veces corregir las cosas que accidentalmente fueron dichas de manera equivocada y que son errores claros. El profesional lo hace, sin embargo, por su cuenta y riesgo. Por lo tanto, no se puede subestimar jamás el papel de los traductores en una conversación telefónica entre líderes mundiales.
Leonid Brezhnev en su oficina
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De acuerdo con las memorias de los veteranos de esta profesión, lo más fácil para ellos era trabajar con Brezhnev, pues él "nunca improvisaba". Leía un texto previamente preparado, cuya copia se le daba al traductor de antemano.

Mientras el mandatario ruso lleva a cabo una conversación desde el Kremlin o desde su residencia a las afueras de Moscú, el traductor generalmente se encuentra en su sala de trabajo en el edificio del Ministerio de Exteriores del país. Además del intérprete, puede haber otras personas en línea, como especialistas técnicos que supervisan la calidad y continuidad de la comunicación y oficiales de seguridad.

¿Con quién hablo?
Los teléfonos llegaron a Rusia a finales del siglo XIX. En 1881 se pusieron los primeros aparatos en el Palacio de Gátchina, y al año siguiente se instalaron los teléfonos en el Palacio de Invierno. Después de la Revolución de octubre, el Gobierno leninista se mudó de Petrogrado —actual San Petersburgo— a Moscú, y en 1918 el Kremlin pasó a contar con una central telefónica para 100 números.
El primer teléfono instalado en Moscú
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Obviamente, no había ningún tipo de protección en tales conexiones. A menudo las conversaciones se escuchaban, especialmente en las instituciones gubernamentales. Durante la época de los zares, lo hacía la policía del palacio. En la época soviética, la tarea estaba a cargo de los servicios de seguridad, pero no solo ellos lo hacían. El secretario de Iósif Stalin, Boris Bazhanov, encontró una vez a su jefe escuchando las conversaciones telefónicas de los funcionarios del Kremlin. Esto tuvo lugar en 1923, cuando Lenin todavía estaba vivo.

Durante mucho tiempo, los más altos cargos del Estado utilizaron teléfonos comunes como los simples mortales. En la década de 1930, Stalin tenía un número de teléfono local regular y casi cualquiera podía comunicarse con él. A veces sucedía, incluso, que lo llamaban por error.
Los teléfonos usados por Stalin en su dacha —casa de campo— en Kuntsevo, en las afueras de Moscú
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Posteriormente, surgió Vertushka, el sistema cerrado de comunicaciones telefónicas del partido y del Gobierno de la URSS. El sistema de comunicación constaba de dos partes: ATS-1 y ATS-2. El ATS-1 era más prestigioso y usado por los políticos de categoría más alta: primeras personalidades del Estado, ministros, viceministros. El ATS-2, por su parte, era más amplio y estaba a disposición de los directores de los departamentos de los ministerios federales, directores y adjuntos de los servicios federales.
Las líneas de comunicación modernas, que son utilizadas por los jefes de Estado y de Gobierno, están equipadas con una protección multinivel, que no permite que terceros escuchen la conversación ni interfieran en ella.

La señal analógica que transporta la voz se transforma en una señal digital y se codifica con una clave criptográfica compleja, que se cambia repetidamente y en intervalos irregulares durante una conversación. Todas las claves son generadas por computadoras que usan números aleatorios. El algoritmo de selección de las claves también cambia durante el proceso.

La señal se cifra a la salida de un centro de comunicación estrictamente protegido, la decodificación se encuentra en el otro extremo. Si se produce una conexión no autorizada en la línea, la sesión se termina automáticamente.
"En tales condiciones, no es necesario verificar quién está realmente al aparato en el otro extremo de la línea; un círculo estrictamente limitado de personas tiene acceso a esta conexión especial", dice Panov.
"Y, sin embargo, el sistema de verificación de voz existe, funciona y se utiliza en el sistema de comunicación del Gobierno ruso", agrega Shevchenko.

Intrusos y bromistas
Pese a las incontables medidas de protección, periódicamente surgen escándalos. En 2015, WikiLeaks publicó documentos que indicaban que la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA, por sus siglas en inglés) escuchaba regularmente las conversaciones telefónicas de los líderes europeos, en particular de la canciller federal de Alemania, Angela Merkel, y del entonces presidente de Francia, François Hollande. Dos años antes, el exoficial de inteligencia de Estados Unidos Edward Snowden también había informado acerca de esto. En varias ocasiones, el expresidente de Estados Unidos Barack Obama aseguró que la práctica de espiar a los líderes de los Estados aliados había terminado.

Edward Snowden
©AP Photo/Charles Platiau
Esto solo podría pasar si los líderes europeos utilizaban canales de comunicación no protegidos o mal protegidos o sistemas de seguridad obsoletos, donde se usan claves permanentes que pueden ser descubiertas por intrusos. Para romper la clave criptográfica utilizada en las llamadas del Kremlin sería necesario alrededor de un año y medio, y este 'hackeo' funcionaría solo durante algunos minutos, antes de surgir una nueva clave.
"Es imposible romper la defensa y escuchar las conversaciones telefónicas del presidente ruso en los días actuales", subraya Shevchenko.
El especialista descartó también la posibilidad de que alguien le haga una broma telefónica a Putin. Lo que no se puede decir de algunos de sus colegas extranjeros.

A finales de 2005, una emisora de radio española logró llamar al jefe de Estado electo de Bolivia, Evo Morales, haciéndose pasar por el entonces presidente del Gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero, y felicitarlo por su victoria electoral.

En 2008, un par de cómicos canadienses se burlaron de la candidata a la vicepresidencia del Partido Republicano de Estados Unidos, Sarah Palin: uno de ellos la llamó y se presentó como el entonces presidente francés, Nicolas Sarkozy, y le habló sobre el programa electoral de los republicanos, así como la esposa de Sarkozy, Carla Bruni.

Según Shevchenko, una situación así jamás le pasaría al líder ruso, pues el Ministerio de Exteriores y la Administración del Kremlin filtran de manera confiable todas las llamadas al mandatario. Sin embargo, es muy probable que algún bromista decida imitar una llamada desde el Kremlin, dada la relevancia de Putin en el mundo.
Lexus (Alexéi Stoliarov) y Vovan (Vladímir Kuznetsov)
©Sputnik
Eso fue lo que hicieron los cómicos rusos Vovan (Vladímir Kuznetsov) y Lexus (Alexéi Stoliarov), que llamaron al cantante británico Elton John en nombre de Putin para discutir los problemas de la comunidad LGBT en Rusia. Al final, le tocó al verdadero Putin llamar al cantante británico para disculparse por la broma.

Vovan y Lexus lograron engañar también a jefes de Estado, como el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, y su homólogo bielorruso, Alexandr Lukashenko.

Con el actual nivel de desarrollo de la tecnología es posible estar a salvo de los bromistas, pero protegerse de las bromas de familiares y amigos es más difícil. En 2007, la propia reina británica, Isabel II, fue víctima de una broma de sus nietos, Guillermo y Enrique, que decidieron grabar un divertido saludo en el contestador automático de su abuela:
Los príncipes Guillermo y Enrique
©AP Photo/Kirsty Wigglesworth
"¡Hola, ¿qué pasa?! Soy Liz. Disculpe, pero en estos momentos no estoy en el trono. Para comunicarse con Felipe, pulse uno. Para Carlos, pulse dos. Para los Corgis, pulse tres", decía el simpático e irreverente mensaje.
La reina vio el lado divertido de la broma de sus nietos, que proponían a los que la llamaran hablarle a su marido, su hijo y sus perros. A Isabel II le pareció gracioso pensar cómo reaccionarían las personas importantes al escuchar el divertido mensaje.
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Texto: Sputnik
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