"Cuando Leonid regresó de Chernóbil, ensambló una instalación para estudiar los efectos de las ondas de choque, así como las deformaciones en el medio poroso, que aparecen en el último a causa de la influencia de una potente corriente de electricidad".
"¡Solución de uranio, un alambre y tenemos una explosión eléctrica! [Leonid] recibió no solo nuevos isótopos, sino también aquellas 'luces' extrañas. La única dificultad a la que se enfrentó fue la baja repetibilidad de los experimentos. En un caso la prueba pudo ser exitosa, en otro, no".