En la mañana del 20 de febrero, a eso de las ocho, escuché disparos desde el conservatorio.
Después de tres o cuatro minutos, el grupo de Mamulashvili abrió fuego desde las ventanas del hotel Ucrania, desde el tercer piso.
Dispararon en parejas. Después del tiroteo, entraban en la habitación adyacente y nuevamente disparaban.
Cuando todo terminó, nos dijeron que nos fuéramos. El mismo día, junto con mi amigo Bezho volamos a Tiflis.